LOS VIAJES QUE HICE DE NIÑA
Mis viajes fueron pocos y cortos, había pocos medios para viajar.
En el pueblo sólo había dos o tres taxis, que se cogían sólo si teníamos que ir a un médico de fuera, ya que no había ambulancia. Para ir a alguna otra parte, nos llevaban en carro hasta la carretera general, abajo del pueblo, y allí esperábamos el autobús. A ese sitio se le llamaba el empalme y allí había un bar donde en su puerta paraba el autobús. Viajar en autobús daba miedo, porque las carreteras eran muy estrechas y casi sin señalizaciones, aunque también es cierto que había muy poco tráfico. Cuando se cruzaban dos coches por la carretera uno de ellos tenía que apartarse a la orilla para que el otro pasara. La verdad es que sólo salíamos del pueblo a hacer viajes más o menos largos por necesidad.
Viajes cortos sí que hacíamos, sobre todo ir a la playa, pues estábamos muy cerca. Me llevaban en el carro e íbamos a la Torre de la Horadada, al Mar Menor, a El Mojón y a Campoamor. Como nosotros, la mayoría de la gente que iba a la playa, se quedaba todo el día. Cada familia ponía su toldo para estar fresquitos. Mi madre hacía tortilla y conejo con pimientos y tomate, se llevaban refrescos y lo pasábamos fantástico. También se llevaban tumbonas. Siempre coincidíamos por lo menos dos o tres familias. También había algún chiringuito donde comprábamos patatas fritas. En aquellas playas habían como unas cuevas, y allí se dejaba el carro y la yegua. Los bañadores eran feísimos, eso de bikini o tanga nada de nada. La verdad es que nos pasábamos unos días estupendos jugando con las raquetas y con balones. ¡Todo ha cambiado tanto!, las playas ahora están abarrotadas y antes eran muy tranquilas.
También viajé a Murcia, a Alcantarilla, a Torrevieja y a Alicante. A Murcia y Torrevieja íbamos a comprar. A Murcia también íbamos a los toros. A Cartagena y a Alcantarilla iba a ver las procesiones de Semana Santa. Me iba con mi chacha tres o cuatro días al año, íbamos allí en tren que lo cogíamos en Balsicas. La Semana Santa de antes era muy bonita, ahora parece otra fiesta distinta.
A Torrevieja, además de a comprar, también iba con mi madre, a ver a unas amigas maravillosas. En verano me iba a las habaneras donde me eché muy buenas amigas y los pasábamos genial.
Hasta aquí llegaron mis viajes de infancia. Yo era muy pequeña y lo pasaba muy muy bien.
Mis viajes fueron pocos y cortos, había pocos medios para viajar.
En el pueblo sólo había dos o tres taxis, que se cogían sólo si teníamos que ir a un médico de fuera, ya que no había ambulancia. Para ir a alguna otra parte, nos llevaban en carro hasta la carretera general, abajo del pueblo, y allí esperábamos el autobús. A ese sitio se le llamaba el empalme y allí había un bar donde en su puerta paraba el autobús. Viajar en autobús daba miedo, porque las carreteras eran muy estrechas y casi sin señalizaciones, aunque también es cierto que había muy poco tráfico. Cuando se cruzaban dos coches por la carretera uno de ellos tenía que apartarse a la orilla para que el otro pasara. La verdad es que sólo salíamos del pueblo a hacer viajes más o menos largos por necesidad.
Viajes cortos sí que hacíamos, sobre todo ir a la playa, pues estábamos muy cerca. Me llevaban en el carro e íbamos a la Torre de la Horadada, al Mar Menor, a El Mojón y a Campoamor. Como nosotros, la mayoría de la gente que iba a la playa, se quedaba todo el día. Cada familia ponía su toldo para estar fresquitos. Mi madre hacía tortilla y conejo con pimientos y tomate, se llevaban refrescos y lo pasábamos fantástico. También se llevaban tumbonas. Siempre coincidíamos por lo menos dos o tres familias. También había algún chiringuito donde comprábamos patatas fritas. En aquellas playas habían como unas cuevas, y allí se dejaba el carro y la yegua. Los bañadores eran feísimos, eso de bikini o tanga nada de nada. La verdad es que nos pasábamos unos días estupendos jugando con las raquetas y con balones. ¡Todo ha cambiado tanto!, las playas ahora están abarrotadas y antes eran muy tranquilas.
También viajé a Murcia, a Alcantarilla, a Torrevieja y a Alicante. A Murcia y Torrevieja íbamos a comprar. A Murcia también íbamos a los toros. A Cartagena y a Alcantarilla iba a ver las procesiones de Semana Santa. Me iba con mi chacha tres o cuatro días al año, íbamos allí en tren que lo cogíamos en Balsicas. La Semana Santa de antes era muy bonita, ahora parece otra fiesta distinta.
A Torrevieja, además de a comprar, también iba con mi madre, a ver a unas amigas maravillosas. En verano me iba a las habaneras donde me eché muy buenas amigas y los pasábamos genial.
Hasta aquí llegaron mis viajes de infancia. Yo era muy pequeña y lo pasaba muy muy bien.
1 comentario:
HOLA FLOR. ¿CÓMO ANDAS?
YA TE HE LEÍDO Y E HA GUSTADO, PERO DILE AL TONI QUE HAY UNA ERRATA HAS PUESTO "BALSITAS" EN VEZ DE "BALSICAS", QUE TE LO CORRIJA. YO ALGUNAS VECES PAREZCO UNA VIEJA PORQUE SINCERAMENTE NO ME GUSTA NADA EL CAMBIO TAN EXAGERADO QUE HA PEGADO TODO, NO ESTOY EN CONTRA DEL PROGRESO PERO LA VERDAD, PREFERIRÍA QUE LA VIDA NO CAMBIARA TANTO Y TAN RÁPIDO. HIJA QUÉ LE VOY A HACER, SOY MUY SENTIMENTAL.
BUENO MAMI, QUE CREO QUE ESTE FIN DE ME VAS A DISFRUTAR EN TU CASITA, PORQUE PEDRO Y GEMMA CREO QUE NO VAN A LO DE LA SAGRA, ASÍ QUE DEJAREMOS QUE SE VAYA EL TONI Y YO ME QUEDO EN TU CASA. BUENO YA TE CONFIRMO.
UN BESICO Y HASTA LUEGO
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